La SÚPER-VIVENCIA: vivencia de las familias, vivencia de las/los menores y vivencia de las/los profesionales en un Grupo Multifamiliar en un servicio de protección a la infancia
Silvia de Román, María León, Natalia de Antonio, Javier Aperador

Resumen:

¿Por qué “Súper-vivencia”? En situaciones de vulnerabilidad, en familias con progenitores que no fueron bien cuidados, y que no están pudiendo cuidar a sus hijas/os ni prestarles la mirada que les ayude a crecer… Un escenario donde hay mucho sufrimiento, donde la actuación de las/os profesionales es compleja ya que se tienen que tomar decisiones de gran trascendencia sobre la vida de las/os niñas/os… haciendo equilibrio en el alambre fino entre el control y la ayuda.  

Todo ello se afronta en el Grupo Multifamiliar de un servicio de protección a la infancia del Ayuntamiento de Madrid -el Centro de Atención a la Infancia nº 6 (CAI 6)-, gestionado por Asociación Centro Trama, desde una vivencia muy particular para cada integrante del grupo.

Las familias se sienten acompañadas en sus dificultades desde el respeto, madres y padres descubren en otras/os menores a sus hijas e hijos, las/os menores viven la seguridad para hablar, y las/os profesionales vivimos la capacidad de las personas del grupo con admiración por el afrontamiento de dificultades, pero con la alerta del cuidado de las/os menores. Y todas/os juntas/os, en esa “super-vivencia” a través del Grupo Multifamiliar, nos acompañamos, reímos, lloramos, y vamos curando nuestras heridas.

 

Palabras Clave: Supervivencia, Grupo Multifamiliar, Centros de Atención a la Infancia, Protección de menores, Parentalidad, Familia.

 

Abstract:

Why do we call it Survival? Situations of vulnerability, cases of families where parents were not properly nurtured and are not able to take care of their own children or to help them to have a healthy development… All these situations depict a scenario where there is a lot of suffering and where the professionals need to make very complex decisions, which are of great importance for the children’s lives, trying to maintain a balance between control and help.

The multi-family group of the child protection care service of Madrid City Council “Centro de Atención a la Infancia nº 6 (CAI 6)” – managed by “Asociación Centro Trama”- deals with all of the above utilising each group member’s individual and unique personal experiences.

At our multi-family group, the families feel supported and respected in their time of difficulty. The parents can see their own children in other minors, the children feel safe to speak and the professionals witness with admiration the ability of parents and children to confront difficulties, while safeguarding the children present in the group.  This way, professionals, parents and children, all together, comfort each other, laugh, cry, and heal their wounds in that Survival.

 

Key words: Survival, Multi-family group, Centro de Atención a la Infancia, Child protection care service, Parenthood, Family.

Supervivencia: del latín supervivens (“que sobrevive”), es la acción y efecto de sobrevivir; es la conservación de la vida, especialmente cuando es a pesar de una situación difícil o tras un hecho o un momento de peligro.

Si hay algo que esta definición encierra es la idea de poner en el centro la vida y por ende las capacidades de las personas para sobreponerse a las trabas que aparecen en el camino. También deja entrever que esa lucha no es pasiva sino a través de la acción, la cual puede ser individual o colectiva. Como ya se sabe, las personas somos seres sociales y necesitamos a las demás para “co-existir”, por lo que el apoyo mutuo es fundamental.

De estas palabras nos viene a la cabeza “El libro de las tierras vírgenes” de Rudyard Kipling, maravillosa historia que dio vida a Mowgli, protagonista del posterior film cinematográfico “El libro de la selva”:

Una joven pareja pierde a su bebé en los bosques de la India mientras huían del ataque de Shere Khan (un enorme y feroz tigre de Bengala y el villano principal del libro). El bebé aparece en la cueva de una manada de lobos quienes lo salvan de sus garras. Raksha (la madre loba adoptiva) lo llama Mowgli —“la rana”, dado que no tiene pelo—.

Mowgli es entonces presentado en el Consejo de la Roca, máximo órgano deliberativo de la manada de lobos, para que sea reconocido como uno más de ellos. El Consejo es liderado por Akela (jefe de la manada de Seeonee), quien señala que, para aceptarlo como lobato, al menos dos miembros que no sean de su familia adoptiva deben interceder por él, Baloo (un oso que enseña la Ley de la Selva (un conjunto de seis artículos donde se presentan los principales valores que debe tener un lobo) quien es el único que sin ser lobo es miembro del consejo, habla a favor de Mowgli; el segundo en hablar a su favor es Bagheera, la pantera, quien señala que, aun sin ser miembro, puede cumplir la ley de la manada ofreciendo a ésta un buey que acaba de matar. La manada acepta de buena gana el regalo y así Mowgli pasa a formar parte de ella. Como cualquier otro lobato, es instruido en la Ley de la Selva por Baloo.

Mowgli vive así diferentes historias que le hacen entender el verdadero valor de las leyes de la amistad y, sobre todo, del trabajo en equipo”.

¿Será que es él un verdadero ejemplo de Supervivencia?

Al releer la definición de supervivencia y volver a escuchar la historia de Mowgli, en nuestra mente se evoca como “super-vivientes” a las personas participantes de los grupos multifamiliares, – adultas, menores y profesionales-. Cada una muestra esa supervivencia de una manera distinta pero con algo en común, como antes apuntábamos, “en el centro la vida y sobreponiéndose a las trabas del camino”: trabas de la historia familiar, marcada por traumas, secretos y dificultades en la parentalidad así como las propias de los equipos profesionales e instituciones donde se implantan los Grupos Multifamiliares, marcadas a su vez por el miedo a lo nuevo, las inseguridades, rivalidades y angustias.

Así mismo, cómo no comparar la presentación de Mowgli en el “Consejo de la Roca” con la llegada de una nueva familia al Grupo Multifamiliar, donde otros miembros hacen de Baloo y Bagheera acompañando, apoyando y dando soporte emocional en la entrada al grupo, y cómo las normas del mismo sirven en ese momento de “Ley de la Selva” para conocer los valores del Grupo Multifamiliar.

 

¿En qué contexto se produce esta Super-vivencia?

El Ayuntamiento de Madrid, en el marco de sus políticas de atención a las familias y a las/los menores, especialmente las de aquellas/os que, por sus circunstancias personales, familiares y sociales se encuentran en desprotección social, pone a disposición de la ciudadanía los Centros de Atención a la Infancia (CAI).  Los CAI junto con los Servicios de Atención Social Primaria (Centros de Servicios Sociales), configuran la red de protección municipal de menores en la ciudad de Madrid. Los 12 Centros de Atención a la Infancia contribuyen a la detección de las situaciones de riesgo y desprotección de menores que residen en el municipio de Madrid, y ofrecen servicios de prevención, apoyo y atención especializados a menores en situación de riesgo grave o presunto desamparo y a sus familias. Pretenden, en suma, garantizar el buen trato a menores y el fortalecimiento de las familias mediante el acompañamiento, la supervisión y el tratamiento especializado, aplicando estrategias psicológicas, educativas y sociales. Los equipos profesionales de los CAI, tienen la obligatoriedad de solicitar una medida de protección para aquellas y aquellos menores cuya situación de riesgo grave o presunto desamparo exigiese la separación temporal de su núcleo familiar.  

Todo ello se enmarca en un tipo de contexto profesional de cambio: el contexto coercitivo o de control. Es el más poderoso de todos los contextos profesionales de cambio, al ser apoyado por una legislación, o como mínimo, por unas normas sociales ampliamente compartidas. Por tanto, debiera ser utilizado como recurso extremo de un equipo profesional que ha agotado otras vías y tan sólo enfrente de situaciones gravísimas como el maltrato infantil. La principal dificultad que enfrentan los equipos profesionales para realizar el proyecto es que el contexto de control los coloca en una posición muy lejana respecto a la persona usuaria, teniendo que hacer equilibrio en el alambre fino entre el control y la ayuda.

Desde los Centros de Atención a la Infancia se interviene sobre diversas problemáticas que afectan a menores de edad y sus familias: todas las tipologías de maltrato infantil, tanto por acción como por omisión (maltrato físico y/o emocional, abuso sexual infantil, negligencia, abandono,…), así como dificultades en los adultos que condicionan el adecuado ejercicio de la parentalidad (adicciones, problemas de salud mental, divorcio difícil, duelos, complicados procesos migratorios, violencia familiar…). Estas situaciones son objeto de una evaluación y tratamiento interdisciplinar, con la premisa básica de la transparencia profesional con toda la unidad familiar.  

La experiencia particular del CAI 6

El Centro de Atención a la Infancia nº 6 tiene como ámbito de actuación el distrito de Latina, uno de los 21 distritos que  constituyen la ciudad de Madrid. Es gestionado por la Asociación Centro Trama como empresa adjudicataria de contrato de gestión de servicio Público. Centro Trama es una Organización No Gubernamental –constituida en el año 1991- que tiene como objetivo básico la defensa de los derechos humanos y la mejora de la calidad de vida de los colectivos socialmente desfavorecidos. En su apuesta metodológica, para un  continuo proceso de adaptación al entorno y las nuevas necesidades, ha realizado un fuerte apoyo a la implantación de Grupos Multifamiliares en los distintos programas que gestiona de atención a menores, familias, mujeres, etc. en diversos ámbitos: violencia de género, medidas judiciales, protección a la infancia… .

El equipo está compuesto por 15 profesionales: 2 Administrativas, 4 Educadoras Sociales, 4 Trabajadoras/es Sociales y 5 Psicólogas/os. En 2017 se ha atendido a 785 familias, 1717 personas adultas y 1492 menores. Además,  se solicitaron 58 medidas de protección.

Esta realidad requiere creatividad, flexibilidad y capacidad de adaptación para recurrir a diversas estrategias y herramientas terapéuticas para el trabajo familiar y con la red profesional, todo ello con el soporte emocional que ofrece la coterapia y el trabajo en equipo para calmar angustias y sentirse acompañadas/os y supervisadas/os en la tarea.

Es aquí cuando el Grupo Multifamiliar llega donde no pueden hacerlo las entrevistas individuales y familiares. Pero sus inicios no fueron fáciles, de nuevo “un camino lleno de trabas donde la vida se hace paso”.

La intervención grupal en los Centros de Atención a la Infancia fue una directriz institucional en 2011, recibida por las y los profesionales en ese momento como una obligación difícil de asumir. El equipo aún era inmaduro y tenía la necesidad de aplicar con la mayor rigidez el modo de intervención propio del contexto coercitivo: “¿Grupos? eso es para los contextos voluntarios y con familias con alta motivación para el cambio”. Pero la indicación estaba ahí y había que “sobrevivir” como equipo a los miedos e inseguridades. “¿Qué hicimos entonces?”. Iniciar otras experiencias grupales, buscar modelos de intervención grupal, elegir la Terapia Multifamiliar, empezar a formarnos y lanzarnos a ello en 2013 “a puerta gayola” -forma de expresar algo que se hace con cierta imprudencia- pero con el soporte del buen engranaje de equipo.

Son algo más de 5 años aplicando la Terapia Multifamiliar en el CAI 6, años que no han sido lineales, que  han tenido sus fortalezas y debilidades, pero que ha ayudado al equipo en la “super-vivencia” en este contexto de dificultad.

¿Cuál en la vivencia de las familias?

Desde la honestidad, sentimos que sólo deberíamos escribir sobre la vivencia de las y los profesionales en el Grupo Multifamiliar, ya que lo hemos experimentado en primera persona. Pero nos hemos permitido el atrevimiento de escribir también sobre la vivencia de las personas adultas y de las niñas, niños y adolescentes, como modo de acercar lo que hemos observado, experimentado y sentido a través de ellas y ellos en el Grupo Multifamiliar.

En este tiempo, las y los profesionales hemos experimentado la gran generosidad de las familias que acuden a CAI, familias señaladas por la carencia, la negligencia en el cuidado de sus hijas e hijos y/o la desprotección. Esa generosidad nos ha hecho entender qué supone el grupo para ellos y ellas, en el contexto profesional en el que nos encontramos, ya que el acudir a intervención en el CAI, está “mal visto”.

Una de las dificultades que las familias traen cuando se les propone su participación en el Grupo Multifamiliar, es coincidir con otras personas que les conozcan de otros ámbitos como la escuela, el barrio… y eso les lleva a poder sentirse juzgados como “malos padres” y “malas madres”. Por eso una de las normas del grupo es la confidencialidad, para poder romper esa barrera de inseguridad y favorecer la creación de un clima de cuidado, por lo vulnerable de las situaciones tan duras que las familias expresan que han experimentado. En este clima se pone en juego la supervivencia de cada uno para que llegue a ser conjunta.

Las familias en intervención en CAI, “nuestros” padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías…, en el Grupo Multifamiliar, tienen una vivencia de aceptación muy importante. En este clima de seguridad, pueden hablar de lo que les ocurre, contar su historia de falta de cuidado, reconocer el daño a sus hijas/os, dejar salir su dolor sin sentirse juzgadas/os. Al disminuir su sentimiento de soledad, sobreviven a su sufrimiento, acompañadas/os por el resto de participantes del grupo.

Como decía un chico de 18 años, que habiendo sido abusado por la pareja de su madre, venía al grupo con ésta, en un gran intento de ambos de sobrevivir, “en el grupo, nos volvemos más majos”.

No obstante, hay trabas en el paso del espacio individual/familiar al grupal, donde nos encontramos con personas que nunca llegan a hablar, pero se emocionan, se remueven en la silla cuando las situaciones son muy dolorosas, ofrecen un pañuelo a quien llora, o ríen con el grupo. Personas que quizás se bloquean porque conectan con situaciones vividas que les impiden poner palabras a lo que les pasa, otras veces por vergüenza, otras porque se les reactiva el miedo a sentirse juzgadas… Las personas que participan desde la palabra y las que lo hacen con el paso del tiempo, ayudan a romper silencios que necesitan ruido para poder comenzar a sanar.

En una sesión del primer año del Grupo Multifamiliar, una mamá -cuyos hijos estuvieron tutelados un año en una residencia de la Comunidad de Madrid- reconoce haber sido “antigrupo total” al inicio y cómo, con el paso del tiempo, valora los aspectos positivos del mismo: “cuando tienes un problema, tienes tu perspectiva, pero cuando hay más gente, ven cosas que tú no ves y pueden ayudarte”; su hija de 17 años en ese momento pide “un grupo 24 horas”, lo que nos deja ver el riesgo de dependencia y como el mismo grupo ayuda a experimentar, volar y explorar fuera de él.

El Grupo Multifamiliar nos acerca tanto a profesionales como a familias a la parte más sana y real de las personas. El Multifamiliar deja ver cómo a través de su vivencia y de su supervivencia se ponen en el lugar de las demás, ayudan a buscar soluciones cuando alguien trae una situación de crisis o que le causa un gran sufrimiento, sacan lo mejor de sí mismas haciendo maternajes a niñas/os y adolescentes, que vienen sin sus familiares, que lo necesitan, sintiéndose útiles en el cuidado de la otra o el otro. Se mueven emociones que muy difícilmente se observan o se viven en las entrevistas individuales o familiares.

Muchas de nuestras familias, por el contexto familiar y social en el que sobreviven, no mantienen una red de apoyo, se encuentran sumergidos en un sentimiento de soledad que les hace paralizarse, huir o hundirse. El encuentro con más familias en circunstancias similares, hace que ese sentimiento de soledad sea más “chiquito” (se facilitan los teléfonos, hacen su propio postgrupo en la puerta del centro, charlan por el barrio…).

 

¿Y la vivencia de las/os pequeñas/os?

Nuestras protagonistas -niñas, niños y adolescentes-, marcados por historias de sufrimiento desde antes de nacer, encuentran en el Multifamiliar un lugar seguro. Viven la experiencia de “la palabra”, ya que en otros espacios y momentos de su vida cotidiana la han perdido, o no experimentado nunca. Pueden poner voz a sus preocupaciones, a sus miedos, porque aquí, en el grupo, son expertas y expertos. Y, como tal, se les invita a opinar, se les ayuda a expresar por las y los profesionales, pero también por otras figuras parentales cuando las suyas propias no pueden, no quieren, o no están preparadas para escucharles.

Viven comprensión, hacia sí mismos y hacia las personas adultas que les rodean. Se ayudan mutuamente, se ofrecen modelos de superación, se animan con proyectos de vida, y así, van sobreviviendo a crecer en entornos difíciles. Y experimentan comprensión por sus figuras de cuidado, al acercarse más a sus vidas. Les conocen más. Estos chicos y chicas maduran en el grupo, como destacaba una adolescente de 17 años sobre su hermano de 9 “Igual venir al grupo te ayuda a madurar un poco”.

Pero, junto a ese potencial de la participación infantil, el equipo conductor del grupo tenemos una tarea especialmente delicada ante su presencia. Los testimonios, en ocasiones muy duros, nos hacen tener que estar atentos ante la angustia que pueda suscitarles. Acompañarles en la elaboración de lo que escuchan, arroparles para que sientan que tienen un lugar, y protegerles ante lo que cuenten. No podemos olvidar la ambivalencia que viven, por lo que muestren que ocurre en su casa y las consecuencias que eso pueda tener (devolución de “deslealtad” y enfado de sus padres o hermanos, separación de su familia,…).

 

Y finalmente… ¿cuál es nuestra vivencia?

En estos 5 años, especialmente en los inicios del grupo, los “costes” de su puesta en marcha, fueron muy elevados (planificación, convocatoria, creación de clima,…) y más en nuestro servicio, con el temor constante de deslizamiento de contexto y pérdida del control. También las y los profesionales sentimos ansiedad en ocasiones y vivimos temores vinculados a la gestión y dinámica propia del grupo.

Sin embargo, a pesar de las dificultades, pensamos que el Grupo Multifamiliar en nuestro centro es una herramienta fundamental. Nos ayuda a desarrollar mejor nuestra tarea, a evaluar las situaciones de desprotección de manera más completa y objetiva, nos permite un mayor seguimiento de las situaciones familiares. Además, nos ha ofrecido poder vincularnos de una manera más “amable” a las familias, sentirnos más cerca de ellas al abandonar nuestro rol de “expertas y expertos”. Entendemos mucho mejor las situaciones que atraviesan y cómo poder ayudarlas, desde un plano más horizontal, donde además, todas las participantes del grupo asumen también la responsabilidad de ayudarse.

Sentimos el cuidado entre nosotras/os y la fortaleza como equipo de trabajo. Porque hemos sobrevivido a las dificultades que nos hemos ido encontrando en estos años, vinculadas al grupo en particular, y al servicio en general. En esta compleja tarea de la protección a la infancia, tener en la cabeza la frase de Jorge García Badaracco de “pensar juntos lo que no se puede pensar solos”, nos ha ayudado a sentirnos acompañada/os en este continuo de grises en el que las decisiones no son sólo blancos y negros.

Y, sobre todo, el “regalo” de vivir intensamente en el Grupo Multifamiliar la “virtualidad sana” de “nuestros” padres y  “nuestras” madres, con la etiqueta de negligentes, quienes compartiendo sus experiencias de vida, sin saberlo, nos ayudan tanto a afrontar y gestionar de manera diferente nuestras propias historias y hacernos un poquito más supervivientes, como la manada de Seeonee ayudó a Mowgli. Nos hemos permitido llorar, ante el dolor, pero llorar también de risa. Nos devuelve cada día la esperanza en la capacidad humana.

Y esto, se lo debemos a estos 5 años de Grupo Multifamiliar en el Centro de Atención a la Infancia 6. ¡Gracias a todas las personas que lo hacéis posible, pero muy especialmente, a “nuestras” familias!

 

BIBLIOGRAFÍA

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