UNA MIRADA FENOMENOLOGÍCA AL CONCEPTO DE VIVENCIA DE BADARACCO
Stefano Goretti1 , Sergio Fernandez-Miranda Lopez2

• EXPERIENCIA EN LA QUE SE BASA
A partir de una doble experiencia:

  1. Rotación (pasantía) en el centro multifamiliar DITEM en los grupos coordinados por Maria Elisa Mitre.
  2. Rotación (pasantía) en la scuola di Psicoterapia Fenomenologica- Psicodinamica y en los grupos de Grupoanalisi dell’ esserci.

 

• MOTIVACIÓN PARA COMPARTIRLO
El Psicoanálisis multifamiliar representa un instrumento potente para la curación del paciente, en nuestro hospital estamos implantando estos grupos con tutores y residentes que han participados en pasantías en los años anteriores.
Considero que sea fundamental el mantener contactos para poder compartir y confrontar opiniones, esta es la mejor manera de poder permitir un crecimiento personal.

• METODOLOGÍA PARA LA COMUNICACIÓN
Lectura sin PowerPoint

 

“Una mirada fenomenológica al concepto de vivencia de Badaracco”

En este trabajo me gustaría abrir una reflexión acerca del concepto de “vivencia”. He estado reflexionando mucho sobre qué es la vivencia, de su poder. Para nosotros es fácil recordar su importancia y lo fundamental que es en la comprensión del paciente y en la de nosotros mismos. Pero su comprensión resulta difícil de explicar, de construir en forma de explicación, porque es algo que se escapa del sentido común y que por eso mismo implica algo que esta en un plano mas profundo del lenguaje.

Badaracco pensó magistralmente la vivencia, centrándose sobre todo en lo que esta es capaz de producir, cómo permite un cambio en el paciente.

Vivencia es el participio pasado de vivir. En ella se inscribe el sentido de algo que expresa intimidad, y a la vez de un algo que nos une a otros, en un reconocerse entre los demás para compartir una experiencia. Por tanto, algo compartido, y al mismo tiempo algo que nos separa, profundo, personal y que a veces se queda secreto (o prohibido) incluso para nosotros mismos.

La vivencia y vida como presencia positiva de un Otro. Capaz de permitir un desarrollo sano del Yo, capaz de dialogar la natural excentricidad del Ser Humano y también, no obstante, vivencia como contrario de vida, la muerte. Como recuerdo sin temporalidad, de tipo traumático, en el que una parte de nuestro Yo se queda atrapada en el camino, imposible de asimilar o de integrar, que nos obliga a alejarnos, de una respuesta a la pregunta fundamental del Hombre: ¿Quién soy? El individuo queda como Ulises, obligado a emprender nuevas rutas hacia la búsqueda de un sí-mismo verdadero; viandante en un camino en el que esta búsqueda llega a un final en el que no ha sido importante la vuelta, sino la comprensión del proprio viaje.

Tras mucho pensar tengo la impresión que en la base del real poder de la vivencia existe un mecanismo común que hace que esta cobre una importancia tan fundamental en la vida de nuestros pacientes, una importancia tan grande, que es capaz de crear variaciones el hilo biográfico de la vida de una persona; atrapándola en un camino que se transforma en frustrado y que no brinda la posibilidad de alcanzar una existencia autentica.

Son esas emociones traumáticas las que nuestros pacientes, debido a la alta carga que estas ocupan, han apartado, escondido, disociado o escindido, haciendo que la emoción que vive asociada a la vivencia quede en una relación sujeto-objeto, no pudiendo ser reconocidas como propias.

En esta relación, este “recuerdo sin recuerdo” (Badaracco) es un objeto que no se integra en la consciencia de la persona, quedándose como un núcleo imposible de expulsar o de interiorizar en la subjetividad del paciente.

Es a través del trabajo con las emociones en un grupo, donde se brinda el respeto y reconocimiento entre iguales. Siendo parte integrante del mismo, es posible rescatar esta área traumática para poderla reelaborar; consiguiendo de esta forma introducirla en la biografía vital de cada uno, permitiendo donarle su historicidad. Haciendo que sea capaz de explicar cómo tales vivencias han llegado a paralizar el proceso de cambio, que consiente en cada uno en mantenerse en dialogo con nuestra propia alteridad.

Es en estos tiempos donde triunfa una nosografía rígida, una búsqueda cada vez más superficial de patrones de conductas para identificar categorías diagnósticas, la sociedad no busca un verdadero Otro, sino un Otro igual como reflejo de uno mismo. Pero en ese proceso no se puede encontrar el reconocimiento externo de las vivencias y las emociones que llevan con ellas, lo que permitiría un verdadero proceso de cambio hacia la curación.

En los grupos de multifamiliar se permite a través del trabajo con los aspectos emocionales de las personas el reconocimiento de las mismas. Facilita una regresión a las etapas primarias de cada uno, en las que cada persona pueda ser capaz de reconocerse en aquellos momentos en que se ha sentido solo y desprotegido, hacia sentimientos abrumadores que eran imposibles de elaborar.

A través de un grupo, se permite un reconocer al Otro entre muchos Otros. Como permitiendo que una misma vivencia pueda ser vista, como si fuera un prisma, desde sus diferentes caras, descubriendo todas sus posibles características reveladoras, desplegando la vivencia en un Tú y Yo entre iguales, como máxima expresión de la ética que está en la base de toda psicoterapia.

Creo que un ejemplo de mi experiencia en DITEM puede expresar de la mejor forma posible cómo la vivencia puede tener este poder que he descrito anteriormente.

Contaré mi encuentro con Francisco. Francisco (o podría decir la máscara de Francisco) es un paciente que acude a Ditem desde hace años. Acudió por una tristeza profunda, que él relacionaba con dos grandes fracasos con dos parejas que le habían acompañado la mayor parte de su vida. Las acusaba de haber sido maltratado por ellas, cosificado, tirado como un objeto que al finalizar su función deja de ser necesario. Estas vivencias provocaron en él que adoptara una actitud más bien machista y de continua seducción superficial hacia las mujeres.

Ostentaba y se movía como un adolescente estereotipado, aunque tuviera más de 60 años. Usaba gafas de diferentes colores según el día y ropa, que hacía pensarlo como si fuera un joven de los años 80.

La composición familiar a lo largo de los grupos multifamiliares se fue completando como un puzle: un padre fallecido del que hablaba poco (y que mantenía más distante gracias a la cripticidad de su discurso); una madre “(la mujer”) imponente en belleza y personalidad, fallecida hace aproximadamente 10 años. Cuando hablaba de ella me la imaginaba como un monumento de un emperador Romano, tan grande como para esconder todo lo que se encuentra debajo de ella, magnifica, inalcanzable en todo su esplendor. Y una hermana más pequeña que él, que cuando vino al centro a presentarse mostraba tal admiración hacia Francisco, que parecía ser su coraza, que impide poder ver las heridas que se ocultan por debajo de esta.

Francisco en sus continuas intervenciones me hacía sentir muchas veces incomodo, molesto. Como quien quiere hablar por hablar sin interesarse por los demás (sin ver al Otro), dispensando continuos consejos para todos, escudándose detrás de frases de sentido común como “es que con mi edad yo sé lo que sientes y te aconsejo que hagas…”.

Las sesiones iban avanzando y Francisco seguía en la misma posición, hasta un día en el que ocurrió algo que muchas veces pasa en DITEM y que es difícil de describir. Los pacientes lo llaman magia, pero como estoy escribiendo un trabajo “cientifico”, esta palabra quizás no es la más adecuada. Después de mucho pensar, creo que fue precisamente el tema del congreso, una emoción compartida crea instantes que permiten el desplegarse de una vivencia en todo su poder.

Estábamos hablando de expectativas y de como estas se modifican en nuestras vidas por hechos inesperados. Fue allí, en una atmosfera de nostalgia, tristeza y rabia por lo que habría podido ser y que nunca fue, que intervino el verdadero Francisco.

Habló de como después de un accidente, cuando era adolescente, tuvo que decidir si ponerse una escayola o no en su pierna derecha. Esta no era una elección fácil, según contaba él, estaba destinado a un posible futuro como futbolista… El médico le dijo estando allí con la madre que una rehabilitación hubiera permitido una vuelta a los campos de juego, mientras que un yeso habría fracturado cualquier esperanza de poder hacer deporte a nivel profesional.

Francisco no pudo ser dueño su destino. No pudo elegir frente a una bifurcación qué camino elegir. La madre decidió por él: una escayola. Sin explicar nunca el porqué de dicha decisión.

A esto siguió un arrebato de ira de Francisco hacia su madre, que ya parecía el peor de los demonios: madre y dueña del destino de su hijo que, desprotegido, confió en la decisión de una madre que le arrebató un futuro lleno de éxitos.

Fueron minutos duros, difíciles de escuchar, porque tanta rabia despertaba en todos cosas que muchas veces uno prefiere mantener quietas. Hasta que Francisco solo dijo “¿por qué, Mami? ¿Por qué lo hiciste? Yo siempre fui buen niño…”.

Esto para mí es el verdadero poder de la vivencia. Un inicial “recuerdo sin recuerdo”, que en un ambiente donde se puedan compartir emociones, gracias a este, se favorezca una reelaboración y redesarrollo de las propias experiencias.

Francisco pudo salir de la sombra de su madre. Enfadarse con ella. Alejarse de una figura que se mantiene por encima de ti, para que esta se aleje tanto como para que parezca ya de un tamaño más humano, permitiendo que en los próximos cruces que la vida le presente a uno, sea un yo más auténtico quien pueda decidir el camino a tomar.

 

Bibliografía

Blankenburg W. : La perdida dell’ evidenza naturale. Un contributo alla psicopatologia delle psicosis paucisintomatiche. Cortina, Milano, 1998.

Byung- Chul H. : La agonia del Eros. Herder Editorial, Heidelberg, 2014.

Garcia Badaracco J.E.: De sorpresa en sorpresa, articulo incluido en el libro, Buenos aires, 2006.

Garcia Badaracco J.E : Trabajo para el “Panel sobre Mente cerrada”, articulo independiente, Buenos Aires 2009.

Heidegger M.: Ser y tiempo. Trotta, Madrid, 1961.

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*1 Stefano Goretti : Psiquiatra clínico-  Hospital de Día- URA, Programa de Primeros episodios Psicóticos (PITPA)- UGC Salud Mental Almería –  stefano.goretti85@gmail..com / +34 683 377 646.

*2 Sergio Fernandez- Miranda Lopez : Psiquiatra clínico, Psicoterapeuta – Hospital de Día- URA, Programa de Primeros episodios Psicóticos (PITPA)- UGC Salud Mental Almería –  sergiofdezmiranda@hotmail.com / +34 683 377 646.

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