Abstract:
El Psicoanálisis multifamiliar es un dispositivo, una manera de trabajo, en donde la vivencia de los
participantes con un alto contenido emocional es difícil de describir. Es por ello que para poder
acceder y comprender su consistente cuerpo teórico se requiere de la participación en los grupos. En
abril de 2017 fuimos convocadas Por una cooperativa del Norte de Italia que se ocupa de pacientes
toxico dependientes. Esta cooperativa debía incluir algo novedoso para el tratamiento de estos
pacientes es por ello que se contactaron con nosotras. Cuando llegamos allí los profesionales nos
esperaban, algunos con la esperanza de encontrar algo nuevo y otros con cierto escepticismo.
Nosotras llegamos con mucha expectativa, algo de miedo y mucho entusiasmo. Compartíamos la
experiencia de haber participado, no simultáneamente, en los grupos multifamiliares en Buenos
Aires donde cada una había podido experimentar el alto contenido emocional que se vive en estos
grupos y el convencimiento de que el Psicoanálisis Multifamiliar es promotor de cambio psíquico
consecuentemente de salud mental que conlleva al bienestar del paciente y su entorno. La
emocionalidad conque describimos los aspectos teóricos y prácticos de este modelo creado por el
Dr. Jorge García Badaracco y luego tan bien continuado por otros profesionales, hizo posible que
los profesionales que nos escuchaban se entusiasmaran es por ello que al mes siguiente
comenzamos a trabajar allí. Los habitantes de la zona tienen sus particularidades y tuvimos que ir
entendiendo su manera de ver los acontecimientos de la vida para que pudieran establecer una
transferencia con nosotras, pudieran comenzar a confiar en nosotras, en los otros profesionales y en
el grupo. En este trabajo intentaremos exponer alguna de las cosas observadas por nosotras en
diversos grupos y contextos en relación con la dificultad que tienen estas personas de conectarse
con sus emociones y vivencias que los lleva a tener dificultades para el cambio. Trataremos de
explicitar a través de ejemplos las vicisitudes del grupo y compartir también los momentos de alto
contenido emocional vividos por los profesionales.
Introducción:
El presente trabajo tiene la intención de abordar el concepto de vivencia y emoción en relación con
la práctica psicoterapéutica en los grupos de psicoanálisis multifamiliar. Es difícil pensar el trabajo
psicoterapéutico sea en un a terapia individual, de pareja, familiar o multifamiliar sin darle un valor
especial a las emociones y las vivencias de las personas que participan en ello sean pacientes u
operadores. Para este trabajo se utilizaron conceptos vertidos por diversos autores que han
estudiado profundamente los conceptos de vivencia de emoción y de vinculo en las relaciones
humanas. Sin embargo, lo que ha inspirado este trabajo son las investigaciones de aquellos autores
vinculados especialmente con el psicoanálisis multifamiliar. Segura e inevitablemente quedaron sin
incluir otros autores que también han hecho muy buenos aportes acerca del tema de la vivencia, las
emociones y los vínculos.
Las emociones, las vivencias y los vínculos:
Para definir las emociones y la vivencia nos dirigimos al origen del concepto. La emoción es
definida como una respuesta a un estimulo externo y desaparece cuando este cesa. Según Ferro
(2007) los seres humanos encuentran difícil gestionar las emociones. Según este autor seria por una
dificultad en el desarrollo mental. Las emociones para ser vividas necesitarían de un trabajo para ser
integradas y asimilarlas. Las emociones en los fenómenos grupales aumentan su grado de
exuberancia. Es por ello que el ser humano más de las veces trata de evitarlas, de bloquearlas. Si
esta modalidad se repite a lo largo del tiempo termina siendo o produciendo un síntoma. El autor
también habla de aquellas emociones que él llama “minimización de emociones” para mantener un
nivel bajo de emociones circulantes ya que si fueran más altas sería algo intolerable para el sujeto.
En la transferencia se puede abrir un canal de comunicación de alto nivel emocional que da inicio
al proceso de transformación. No es fácil de tolerar el alto grado de emocionalidad y podría haber
una parte de la mente del analista que se defienda de la misma. La vivencia es una experiencia que
toca al interior de la existencia. Tiene un efecto profundo y duradero en donde participa el
organismo como totalidad e induce al sentimiento de sentirse vivo trascendiendo al Yo. Es una
experiencia en el ahora, en el presente. Este termino deriva de la palabra germana Erlebnis y se
refiere al concepto filosófico vertido por W. Dilthey (1949) que lo define como “algo revelado en
la complejidad psíquica dado por la experiencia interna en un modo de existir, de ser en la realidad
para un individuo”. El concepto de vivencia viene definido (Toro, 2000) como “una experiencia
vivida con gran intensidad de un individuo en el momento presente que contiene lo cinestésico, las
funciones viscerales y emocionales.” La vivencia comprende a la experiencia subjetiva de cada
individuo, la cualidad existencial de lo vivido aquí y ahora. Para Ferro (2007) vivir las emociones
es el punto de llegada luego de una serie de operaciones que lo llevarían a comenzar a dar los
primeros pasos hacia poder ampliar el campo de lo vivencial. Según el autor la capacidad de
vivenciar la emocionalidad seria “contagiosa”. La vivencia se puede considerar como una forma
directa de conocimiento que no pasa por lo racional. Para describirla no se recurre a una
interpretación del significado. Es el proceso lo que la hace interesante mas que el contenido o mejor
dicho el significado que puede emerger. El momento de experiencia subjetiva en el acto en que se
da. En este momento esta la posibilidad de un cambio. Los eventos fundamentales que pueden
cambiar la vida de cada uno. Es decir, el kairos (Stern, 2006), el momento propicio el momento en
que algo pasa. Podríamos decir que eso es la vivencia. La base es que el cambio se funda sobre la
experiencia vivida. Entender, explicar y contar algo no es suficiente para producir un cambio. Se
necesita también de una experiencia real, un evento vivido subjetivamente con sentimientos y actos
hechos en tiempo real, en el mundo real con personas reales en un momento presente en que el acto
es acompañado de una emoción. Lo importante de este discurso es el momento presente. El
momento del que hablamos es el momento de una experiencia subjetiva no después cuando es
relatada. No se puede vivir la experiencia subjetiva y al mismo tiempo relatarle. Un ejemplo que
nos puede ayudar a entender la vivencia es trasmitido por Bergson1: una persona puede estudiar
minuciosamente el mapa de Paris, estudiar muy bien, aprender los nombres de las calles, los
monumentos, la estructura de los monumentos, ver las fotografías del Museo del Louvre una a una.
Después de estudiado el mapa y los monumentos puede tener una visión de Paris por medio de
fotografías. Puede llegar a tener una idea clara, muy clara y muy detallada de Paris. Esta idea puede
ir mejorando para ser siempre mas parecida a la realidad cada vez que va profundizando en su
estudio, pero es solo una idea . En cambio 20 minutos de paseo por Paris es una vivencia. Entre 20
minutos de paseo por las calles de Paris y la mas amplias, detalladas y numerosas fotografías hay un
abismo. La primera es una idea, una representacion, un concepto, una elaboración intelectual, la
segunda es un meterse realmente en presencia del objeto, es decir vivirlo, vivir con el , tenerlo en la
propia vida, no es algo que lo sustituya no son las fotos que que los sustituyen, no son los mapas,
no son los esquemas, sino es el mismo.
La psicoanalista Bianchedi (1998) dice que la capacidad de sentir las vivencias emocionales, sean
ellas positivas o negativas comenzaría muy tempranamente en la vida del bebe en contacto “mente a
mente” con la mama (hoy diríamos con aquella persona que cumple la función parental). Esta
autora dice que la experiencia emocional no es aislada, sino que se da en relación vincular con otro.
Explica esta autora que para Bion el vínculo de conocimiento que este autor llama K se da en la
relación con la mama, cuando esta puede dar cuenta de las emociones de su bebe y devolvérseles
1 Este ejemplo es citado por Manuel Garcia Morente el el libro “Lecciones Preliminares de Filosofia”
racionalmente con conductas apropiadas para este. El bebe introyectaría este vínculo y a partir de
allí dispondría de una función propia de auto-contención y auto-comprensión.
Para Mitre (2015) cuando las personas cierran su mente o tienen la mente cerrada les es muy difícil
entrar en la lógica vivencial del otro y esto lleva a tomar posiciones polarizadas donde cada uno
quiere tener razón. Los conflictos son parte de la vida de los seres humanos y generalmente las
personas tienen las herramientas para resolverlos el problema se complejiza cuando un conflicto se
convierte en dilemático. El conflicto dilemático tiene la particularidad de hacer muy difícil
encontrar una vía de salida. Es entonces que se acrecienta el sufrimiento psíquico y aparecen los
síntomas para dar cuenta de tal padecimiento. Según la autora habría en el sujeto una parte
conceptual y otra vivencial. Cuando se trata de entender al otro desde lo conceptual no se puede
llegar a comprender las experiencias emocionales y vivenciales del mismo. Emocionarse, permitirse
el emocionarse es el paso para que surja lo vivencial, esto marca un cambio en la forma de escucha
al otro. Las personas muchas veces se encuentran bloqueadas emocionalmente quizás por tener
padecimientos psíquicos difíciles de tolerar. Lo vivencial no es algo que se pueda aprender
teóricamente es algo que el sujeto experimenta en relación al vínculo con el otro. El poder escuchar
al otro en consonancia con sus vivencias, valorando las diferencias es donde se posibilita el
encuentro. Siguiendo esta lógica de pensamiento es importante que las intervenciones de los
operadores estén cargadas de lo vivencial para ser efectivas generando el cambio psíquico (Mitre,
2016). Cuando el encuentro se hace desde lo vivencial la mirada que se tiene del otro ya no se
centraría en lo patológico sino en la “virtualidad sana” de aquel. El hacer foco en la “virtualidad
sana” posibilita el cambio, la transformación de un sujeto, de su subjetividad y sus vínculos. Lo
vincular se construye y excede al mundo individual. El vinculo no es la suma de uno mas uno sino
una nueva entidad cargada de las vivencias de quienes lo habitan Cuando Moreno (2014) se refiere
al vínculo parento-filial habla de la bidireccionalidad de este. En el caso de un grupo se podría decir
que el vínculo seria multidireccional. Seria en el entre en donde se juegan las infinitas y variables
eventualidades vinculares y la responsabilidad de aquello que no haya funcionado bien. Cuando se
piensa al sujeto no como a un ser sino como a un devenir en un haciendo con otros y en donde se
van adquiriendo las vivencias en un hacer “entre varios” en un espacio que se amplía en cada
encuentro propiciando la aparición de lo impensado, de lo inédito (Puget, 2015) queda la puerta
abierta para las experiencias transformativas y da la posibilidad de salir de la idea de la cronicidad
de una patología evitando la estigmatización de la persona.
La vivencia es posible en una relación transferencial. En un proceso terapéutico las experiencias
profundas que se dan en el momento permiten revivir situaciones dolorosas pasadas en el aquí y
ahora. Cada uno de nosotros que ha vivido una experiencia traumática la ha interiorizado a partir de
una posición en la que se sentía indefenso, no se sentía protegido o que alguien podía protegerlo. El
poder contar con alguien a menudo no esta presente en la vivencia de las personas, se puede
experimentar en los grupos de PMF en donde las emociones no son pensadas como peligrosas y
menos como algo que disminuye la cientificidad del enfoque terapéutico. El concepto de vivencia
es valida sea tanto para los profesionales como para los pacientes, todos los que participan en el
grupo pueden revivir algo de si mismos, de propio. Cuando nos permitimos dar espacio a la
emotividad se puede activar un proceso de cambio que tiene que ver con lo vivido en el pasado
todavía presente en el hoy, pero que la persona lo re vive sintiéndose acompañada por alguien, no se
siente más solo, asi se puede permitir un cambio.
La “multi” en una zona del Norte de Italia:
Hace un poco más de un año tuvimos un encuentro con uno de los responsables de una comunidad
terapéutica del norte de Italia. Esta era una reunión social en donde le explicamos lo que hacíamos
en relación a los grupos multifamiliares, esta persona conocía las ideas de Garcia Badaracco ya que
las había estudiado a lo largo de su formación. Lo que no tomamos en consideración en ese
momento es la pasión y el entusiasmo que le trasmitimos a esta persona. Unos días después nos
convocó a dar una charla a los integrantes directivos de ese centro e incluso estaban presentes
algunos operadores. Explicamos detalladamente el funcionamiento de la “multi” y también hicimos
referencia a algunos aspectos teóricos. Como dice Ferro (2007) la capacidad de vivenciar las
emociones es contagiosa y como dice Mitre (2016) cuando un operador interviene con sus
vivencias, en este caso lo vivido y experimentado por nosotras en las “multis” y en DITEM en
particular produjo un efecto en quienes escuchaban. Este grupo de profesionales necesitaban incluir
un cambio en el programa que tenían con los pacientes y nuestra propuesta les pareció innovativa y
que podría resultar positiva tanto para los pacientes como para los operadores. Nuestra presencia
traía la novedad de lo externo es decir de profesionales que no son de la institución. Esta variable
era de tomar en cuenta en relación tanto con los profesionales como con los pacientes. Como dice
Badaraccco (1989) la relación entre los profesionales es fundamental en el trabajo con los pacientes,
el riesgo de funcionar como una familia patológica es muy alto. En nuestra experiencia hemos
puesto atención en los operadores para evitar una escisión entre profesionales buenos “externos” y
malos “internos”. Los profesionales pueden aceptar el grupo o adherir al grupo fingiendo para
después no enviar los pacientes o no sostener el inicio e integración del grupo dentro del
funcionamiento del servicio. Los pacientes esperan de los operadores del grupo la receta sobre
como relacionarse y que hacer con sus propios hijos problemáticos. Esta dinámica puede fácilmente
activar la seducción narcisistica (Recamier, 1992) tanto en los profesionales internos que se pueden
identificar en los “curadores” del paciente que saben que es bueno para ellos y crear una
identificación patógena patológica como la que tienen con sus padres, como en los operadores
externos, es decir nosotras que podíamos sentirnos e identificarnos como las “salvadoras”.
Si consideramos la activación del grupo de PMF (Narracci, 2015) dentro de una institución se ve
que:
– Mejora el clima del servicio.
– Se da una especie de inicio de cero con un nuevo comienzo de los procesos de desarrollo que le
permite a cada uno definir nuevamente su propia posición en la relación con los demás y con el
grupo.
En esta dinámica nuestra atención se dirigía a los operadores invitándolos a participar al grupo. En
cuanto a las familias muestro objetivo era hacerles ver como se relacionaban y llevarlos a ver la
“virtualidad sana” que hay en cada uno sin prescripciones que pudieran activarles la idea de
cronicidad y de enfermedad que en muchos casos era sostenida tanto por el paciente como por
algunos de los profesionales.
Viñeta clínica:
Nos explican que antes esta era una comunidad terapéutica y ahora es una comunidad de pacientes
crónicos. Continúan con el discurso de las falencias de la comunidad y demás repartos públicos y
Claudia (coordinadora) interviene preguntándose qué quiere decir crónico a lo que Mario
(paciente) comenta que crónico es aquel paciente que ha seguido diferentes caminos para salir
adelante, pero que continua con la misma patología, las mismas conductas y por eso no se cura.
(En esta comunidad hay pacientes muy jóvenes). Claudia pregunta quien no tiene una conducta que
sabe que le hace mal, pero que sigue teniéndola. Una dependencia sea a una sustancia, a la comida
o aquellas dependencias a personas que nos hace mal. Entonces dice o todos somos crónicos de
algo o ninguno de nosotros es crónico. La mama nueva interviene y le dice a Mario2 que a ella le
hace bien escucharlo porque puede ver su deseo de cambio y su voluntad de cambio.
!2 Mario se esta desidentificando de aquellas identificaciones patologicas que lo oprimían. Por primera vez
inicia a elegir que cosa hacer de su vida.
Intervine Mini (coordinadora) diciendo que la ve a ella, la puede imaginar con su hijo y allí explica
brevemente lo que es la virtualidad sana. Esto tranquiliza a los pacientes y a esta mama porque les
da un halo de esperanza.
Post grupo:
Nuestro sentir tanto de la reunión con el responsable del servicio, como en diferentes momentos con
los pacientes es que esta idea de cronicidad y de no posibilidad de cambio está muy arraigada
dentro de la comunidad de este lugar. En una de las sesiones donde se sentía que los pacientes
estaban muy bloqueados emocionalmente uno de los operadores hizo el siguiente comentario en el
post grupo: “capaz que no tienen nada adentro, están vacíos…” la coordinadora le dice que le
parece que más bien están llenos de presencias, que tienen un pseudoself, una coraza y un discurso
que los protege para no enfrentar la realidad que es muy dolorosa y así no cambiar. En este grupo
los operadores estaban muy conmovidos y se los veía muy abrumados. A ellos también les cuesta
cambiar algunas cosas como por ejemplo aprovechar el espacio del post grupo de la multi para
supervisar sus casos y para poder expresar sus emociones y vivencias. La vivencia era de una gran
fatiga, una “lucha” contra algo grande, pero invisible que paraliza y no permite pensar un cambio
La cultura de la cronicidad de y el diagnostico como etiqueta inmodificable han sido elementos
siempre presentes, un fondo constante, una pantalla sobre que venían proyectadas todas nuestras
intervenciones
Mario expresa su deseo de vender su casa e irse al Caribe. Siente que en lugar donde esta no le
queda nada solo su hija pequeña a la cual puede ver una vez y media por semana. Dice no tener
amigos ni parientes significativos y dice sentirse muy solo y estigmatizado por la gente. Alvaro en
esta misma sesión, habla de como se siente estigmatizado, se siente en consonancia con Mario.
Mario hace un comentario dice que: “Aqui a mi me falta el aire”, Tomamos este comentario para
decir como cada persona tiene una vivencia diferente de un lugar. Esta zona, para el que va por
turismo, puede ser un lugar idílico, pero para el que vive allí puede resultar sofocante. Todo el
mundo se conoce, todos saben de todos y esto hace difícil la privacidad y por ende la convivencia y
la confianza. La presencia de los profesionales externos como éramos nosotras puede ser una
apertura a la posibilidad de empezar a pensar. A veces el bloqueo experimentado por las familias es
vivido por las familias y es vivido también por las instituciones. La relación que se da entre
pacientes y profesionales puede ser parecida al vínculo vivido en la familia. La llegada de un
tercero, profesionales o la activación del GPMF puede abrir espacio de creatividad y desarrollo
bloqueado hasta ese momento, pero si hay disponibilidad de ponerse en juego.
La vivencia de los operadores
El operador entra en el grupo con su rol, pero también como persona. El funcionamiento del grupo
engloba a todos los participantes y cada uno entra a ser parte de la mente ampliada que se activa.
Las personas, pacientes, familiares y operadores entran en el funcionamiento en primera persona. Si
el operador esta dispuesto a dejarse atravesar de lo que está pasando puede entrar en un nivel
profundo que permite un cambio. ¿Pero cuando se puede hablar de uno mismo? Esto de la self
disclosure es un tema muy importante. Introducimos una viñeta clínica en que la conductora ha
podido vivir lo que se le activaba y usarlo dentro del grupo.
“Le pregunto a Mario como esta. Me dice que está mejor que ha mejorado su relación con su ex, la
mama de su hija. Que se ha puesto de acuerdo con su ex para cuidar a su hija durante el día y
luego la nena se va a casa de la madre. Vuelve a hablar de la soledad que siente, de las cosas que
dejo luego de la muerte del padre y de todo lo que está haciendo para poder vender la casa que era
de sus padres. El quiere venderla para vivir en otro lado, en un lugar más céntrico, ya no habla de
irse a Costa Rica”. Me llega mucho cuando habla de que ha vivido una vida “que no era suya” que
ha hecho muchas cosas, pero que esa no era su vida en un momento le digo que algunas veces la
gente siente esto de no sentir que esa es su vida, que yo misma a veces siento eso (lo que cuenta
Mario a mí me resuena muchísimo ya que muchas veces siento que estoy en Italia viviendo “una
vida que no es la mía” ya que el motor de este cambio en mi vida ha sido mi marido y no yo)
también le digo que es parte de una elección y ver que hacemos con eso o como uno puede
valorizar las cosas que uno ha hecho a pesar de este sentimiento de no ser uno el que ha elegido.
En un momento interviene Alba (mama de una paciente) para hablar de ella, de su vida de cuando
era niña incluso dice: “hablo como hija no como madre” nos cuenta como ella se hizo cargo sola
en la montaña de sus hermanos pequeños a la edad de 5 años mientras su madre iba a trabajar. El
intercambio entre Mario y yo activa en Alba algo de su infancia que nunca había compartido en el
grupo. Quizás ella también sentía que en su niñez había hecho o se había hecho cargo de cosas que
no le pertenecían o no le correspondían a una nena de esa edad.
“Interviene Cate (paciente) diciendo que ella también está cansada de la comunidad y se quiere ir,
cuando la Claudia le pregunta a donde se quiere ir dice que, a su casa, que sería la casa de su
mama. Dice estar cansada de vivir en la comunidad, de que las compañeras de cuarto son muy
sucias y eso la hace sentir incomoda. Ella cuenta que los viernes a la noche va a la casa de su
mama y se queda allí hasta el domingo. El problema es que la mama se quiere ir cuatro días de
viaje y no quiere que Cate se quede sola en la casa ya que piensa que ella pueda hacer cualquier
desastre, que se pueda suicidar (Cate ya tuvo varios intentos de suicidio). Se habla entonces de la
confianza. Cate expresa sus deseos con vos fuerte y segura que antes ni se la había escuchado.
Dice que no quiere irse de viaje.”
Post grupo: Celeste (una de las operadoras) nos cuenta que ella se sintió muy tocada con el tema de
la confianza. Dice que a ella le pasa como hija. Sus padres se van a ir de viaje al exterior y esta es la
primera vez que van solos sin ella. Ella tiene miedo de que no se puedan arreglar solos y les pase
algo.
En el primer grupo la conductora ha podido sentir que le pasaba a ella. La vivencia clara de ser en el
campo de elección de otros, elementos conocidos, y ha podido usarlo con una hipótesis universal
(Mitre,2016) que ha permitido a los demás de hablar de vivencias propias. En el segundo grupo otra
operadora ha sentido como propia la dinámica sentida por la paciente que hablaba, su preocupación
por los padres que están por irse de viaje, pero no ha sentido poder compartir en el grupo, era un
elemento todavía no elaborado y no era claro para ella. En esta situación el post grupo ha permitido
compartir la vivencia vivida y encontrar un contenedor donde ponerla. Mario es un paciente que
cuando iniciamos nuestro trabajo en este lugar se mantenía callado y no era muy participativo. Poco
a poco se fue soltando e interviniendo en el grupo al comienzo opinando acerca de los otros y luego
contando acerca de si mismo.
Comienza el grupo con Mirco que dice que prefiere que su madre no participe en el grupo porque
le hace revivir cosas del pasado que el tiene encerradas en una caja y que prefiere que se
mantengan allí así no lo perturban. Luego Mario, nos dice que el ya esta cansado, de todo lo que le
pasa, que ya no puede más. Ni siquiera su hija es suficiente motivo para seguir adelante. Cuenta
que esta semana fue muy dura para el porque algunos pacientes de la comunidad hicieron un
comentario sobre la guerra y los soldados que a el le impactaron y le dolieron porque el tenía
varios amigos que murieron en diferentes guerras y el todavía no pudo superar esas pérdidas. Lo
sucedido en la comunidad lo lleva a pelearse fuertemente con alguno de los pacientes e incluso con
aquellos que son sus mejores amigos. Luego se disculpó con ellos. Dice que él pensaba que esto lo
tenía encerrado en una caja y que pertenecía al pasado.
En el caso de Mirco hace pensar a una coordinadora que se le debería decir que justamente estas
cosas del pasado que en realidad están presentes en el ahora son las que no le permites salir adelante
y lo llevaron a tener problemas de toxico dependencia, de trabajo y de relaciones amorosas. Pero en
ese momento no le parece apropiado hacer ese comentario porque la hace sentir encerrada y con
una sensación de claustrofobia en donde pareciera no haber una posibilidad de salida. Luego de que
habla Mario es que sale de otro de los coordinadores el decir algo similar al que ella tenía in mente,
pero mejor. Un operador dice “para que los sentimientos dolorosos no salgan explosivamente es
mejor no tenerlos encerrados en una caja”.
Conclusiones:
La vivencia, así como como esta descripta y pensada por nosotras es un elemento fundamental en el
proceso terapéutico. El vivir y revivir vale tanto para los pacientes (también familiares) cuanto los
operadores. Todos somos llamados a tomar contacto con estas vivencias, vividas en el aquí y ahora
y su poder se manifiesta en la posibilidad de experimentarla. Se experimenta una química que se
genera en el encuentro del momento. Hay también elementos que permiten el cambio en el proceso
terapéutico. Estos tienen a que ver con varios niveles no siempre manifiestos: uno es el nivel
cultural social que nosotras hemos encontrado fundamental al momento de favorecer o no la
posibilidad de un cambio. La idea de cronicidad estructurada y fija como también el tiempo
necesario para que el proceso se desarrolle y la capacidad de atender, de modo constructivo, son
elementos importantísimos. El nivel cultural/social tiene que ver con la mente abierta de las
personas, con la predisposición al trabajo transformativo y no tienen nada que ver con el status
socio económico. Otro elemento es el lugar donde se hace el grupo. La red que se crea alrededor del
grupo, tanto fuera como dentro de este favorece la labor terapéutico transformativo y en donde los
pacientes y los operadores se sientan cómodos y tranquilos para poder enfrentar las situaciones.
Según esta hipótesis no existen operadores “internos” o “externos” todos son partes de un mismo
equipo. ¿Qué pasa cuando esto no se da? Cuando la estructura no tiene la cultura del cambio el
trabajo propuesto con la PMF necesita de un esfuerzo mayor con resultados que no son siempre
ciertos, aun mas cuando lo operadores-conductores son externos al servicio, y cuando la motivación
de aquellos que son los encargados de la estructura es baja dificulta la labor de aquellos que se
ocupan del grupo. Entrando ahora adentro del funcionamiento del grupo lo que permite hacer un
trabajo para el cambio es la posibilidad del operador de entrar en contacto con su propio ser. El
grupo puede ser un espacio terapéutico y al mismo tiempo de supervisión para los operadores
mismos. La predisposición para entrar a este mecanismo con su persona comporta para el operador
el acceso a partes probablemente nunca contactadas. Cuando se da de esta manera esto ayuda
contemporáneamente tanto al paciente como al operado y al grupo como se ha ejemplificado en la
viñeta clínica. La vivencia se manifiesta en todos los participantes. El poder transformativo
potencial puede activarse y activar un cambio solo si los elementos externos e internos lo permiten,
o sea si el clima , el contexto, los operadores y los pacientes se encuentran en un nivel de mente
abierta, de cambio y de desarrollo. El proceso que se activa pude ser también un proceso de cambio
silencioso en que la persona no se da cuenta conscientemente que está haciendo un cambio, hasta
que de hecho se da cuenta. El tiempo del cambio es particular de cada uno, no es universal ni igual
para todos. Muy a menudo se debe trabajar para que la persona pueda desarrollar la posibilidad y la
capacidad de vivenciar o de ser consciente de la vivencia. El grupo puede dar elementos diversos
que permitan a la persona vivir situaciones nuevas que le posibiliten ver en forma diferente
experiencias del pasado enfrentando el día de hoy en forma diferente, no ya desde una posición de
impotencia. Es fundamental que el grupo sea un grupo abierto y con una posibilidad de trabajo a a
largo plazo en que los cambios empiezan y siguen un proceso diferente para cada uno, teóricamente
universal, pero experiencialmente subjetivo, solamente así se puede permitir el cambio.
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