ABSTRACT
Tema general:
Mi convicción en los postulados propuestos por Jorge García Badaracco para ejercer el psicoanálisis multifamiliar (“creer para ver”) fueron determinantes para el tratamiento y la evolución de la trama familiar que tomaré como referencia.
Creer en dichos lineamientos permitió por una parte sostener nuestra impaciencia común derivada de vivencias de fracaso, frustración, impotencia y desazón y por otra el surgimiento de la vivencia de esperanza[1].
Mis experiencias y vivencias al implicarme, desde el año 2002, en las reuniones multifamiliares me habían permitido registrar las “evidencias” que allí surgían.
En grupos de autogestión realizamos el estudio de la obra de Jorge García Badaracco.
Ideas claves:
El poder de las vivencias en las experiencias infantiles marca la historia de las interdependencias recíprocas. El despliegue o el bloqueo de la virtualidad sana, la construcción de las creencias, la forma con la que se organiza la manera de pensar, el armado de la identidad; la adquisición de recursos personales y la construcción de la mente; son los aspectos que determinan el devenir del sí mismo.
Pienso que la noción de “creer para ver” como una convicción tiene un poder determinante en el desarrollo de cualquier proceso terapéutico basado en el psicoanálisis multifamiliar.
La aparición permanente de vivencias de todo tipo en los pacientes y en los terapeutas convierte a las mismas en una vía regia para “el trabajo de elaboración”.
El aprendizaje al descubrirlas, su registro y la conexión entre el aquí y ahora y el allá y entonces son esenciales en la manera de llevar adelante el proceso terapéutico.
Experiencia en la que se basa:
Tomo como referente para el desarrollo de la propuesta una experiencia terapéutica que conduzco desde el 2010 con una trama familiar que además concurre a la multifamiliar del Méndez y a otros encuadres complementarios.
Considero que la evolución favorable se debe a la fuerte apuesta, la decidida confianza, y el compromiso y colaboración por parte de los padres en los momentos difíciles y a mi manera de pensar el psicoanálisis multifamiliar – con una consistente convicción en el poder de las vivencias y en la virtualidad sana – ; al aprovechamiento de espacios complementarios y al respeto del tiempo necesario que requiere la premisa “creer para ver”.
El paulatino surgimiento de las evidencias del cambio, influyó en la creación del “círculo virtuoso”, en la vivencia de esperanza y en la progresiva participación del resto de la familia.
Motivos para compartirlo:
Es mi deseo intercambiar con los colegas acerca de esta experiencia tomada como una muestra de los resultados que obtenemos los terapeutas al utilizar los lineamientos del Psicoanálisis Multifamiliar.
Ver el poder que tienen las “vivencias patógenas” en la historia familiar y cómo obstaculizan el surgimiento de la virtualidad sana y el desarrollo de recursos saludables.
Compartir experiencias que dan cuenta del poder de las “vivencias normogénicas” en la aparición de nuevos y mejores recursos yoicos, familiares e interpersonales.
TRABAJO
Viñeta clínica:
A fines del 2009 concurrió a la multifamiliar de la APA un matrimonio por sugerencia del psicoanalista del hijo que les dijo que en el proceso individual se hacía dificultoso poder avanzar más de lo logrado. Al finalizar se acercaron a hablar con Jorge García Badaracco y explicarle el motivo que los ‘aquejaba’. Luego de escucharlos les sugirió que continuaran concurriendo y como vivían más cerca del sanatorio Méndez me los presentó y siguieron semanalmente en la multifamiliar del Méndez.
Luego de un tiempo pudieron expresar en la ‘Multi’ que el hijo había estado internado en una clínica psiquiátrica por presentar alucinaciones auditivas y delirios interpretativos (con diagnóstico ‘ad hoc’). Luego de la misma continuó con las mismas manifestaciones pero agregando que durante esa internación le habían colocado un chip por medio del cual le hablaban y controlaban. Eso generaba que en algunos momentos se enojaba con lo que le decía ‘esa voz’ y le contestaba gritando de tal forma que llamaba la atención de los vecinos. Para ese entonces lo medicaban con risperidona en gotas que le colocaban en la bebida o comida sin que él ‘lo supiera’.
Unos meses después la madre me solicitó una entrevista y comenzó un tratamiento individual. Durante un tiempo me compartía sus ‘vivencias’ de desazón e impotencia que también expresaba en la ‘Multi’ donde llegó a decir que deseaba que su hijo se muriera porque no soportaba más la situación. También vimos los antecedentes de su migración y las características de su trama de origen. En algunas de sus sesiones el hijo la llamaba para decirle que tuviera cuidado conmigo que le podía estar haciendo daño. La tía paterna y la hermana del ‘enfermo’ insistían en la necesidad de internarlo nuevamente porque consideraban que era incurable. Más tarde se incorporó a las sesiones el padre lo que me permitió trabajar con ambos. Suelo tener presente lo que le escuché decir a Jorge García Badaracco: “si a los padres los ayudamos se pueden convertir en buenos terapeutas para sus hijos”.
Entre otras cosas se evidenciaba el desfase entre el hijo de las expectativas y el de la realidad; esa permanente comparación con el ideal generaba un circuito de impotencia y frustración.
Por intermedio del consorcio donde vivían se generó una nueva internación (sin que hayan tenido que decidirla los padres) lo que nos permitió recurrir a una medicación más adecuada (que le administra su psiquiatra). Disminuyó el poder de acoso de las presencias que lo enloquecen y su yo pudo comenzar a aprender cómo administrar mejor el influjo y el poder de esas vivencias, lo cual facilitó que empezara a incluirse en las sesiones familiares y concurriera a la multifamiliar.
Esto produjo un cambio significativo en el proceso terapéutico, comenzamos a reordenar el caos de las interdependencias recíprocas, el ‘yo – no yo’ y el resurgimiento del sí mismo de cada uno. Los intercambios incluían cada vez más situaciones risueñas que despertaban el humor. Esta modificación en las conversaciones generó que los encuentros se tornaran más creativos, placenteros y productivos.
La hija participó de algunas sesiones y, si bien no se sumó al proceso conjunto, fue a raíz de los resultados que cambió su parecer al igual que la hermana del padre que concurrió durante un tiempo a la multifamiliar.
Fue en las sesiones con ellos tres donde pude observar lo que había comentado mi hijo de que también los hijos pueden ser buenos terapeutas para sus padres. Las ocurrencias acerca de ciertas características del ‘otro’ generan vivencias de complementación e integración que son una pieza fundamental en el cambio de esta trama.
Estos hechos marcaron un refuerzo en el “creer para ver” algo así como que el “ver para creer” realimenta el “creer para ver” y viceversa. Destaco la paulatina instalación de esta nueva vivencia en nuestras conversaciones semanales en el espacio nuclear y multifamiliar porque es generadora del sentimiento de esperanza y de que estamos transitando un dinámico y permanente devenir creativo que va transformado los círculos letárgicos en espirales vitales.
Multifamiliar BabelPsi-Méndez, julio2013
I (Madre): yo estoy siempre con lo mismo, así que algunas veces estoy bien, otras no tanto, no sé porque, yo interpreté que algunas veces la parte psicológica inconsciente a uno no lo deja salir de la calesita, y yo no entiendo mucho cómo puede ser que nos esté sucediendo esto porque si tenemos tantas ganas de mejorar la situación y de ayudarlo a P (hijo) o de ayudarnos a nosotros y poder ayudarlo a él y no conseguirlo eso me angustia porque creo que trato de no interferir en perjudicarlo, en que él pueda mejorar, que él pueda tomar conciencia de lo que le pasa, pero no, un día parece que está mejor y después una semana está mal y bueno no sé, algunas veces no sé si es que uno no tiene esa parte inconsciente todavía elaborada y que uno mismo se hace mal o si es que él es así y que no va a tener hasta que él no quiera salir de eso no va a salir… eso.
E (Padre): yo soy E lo que dice I me parece que tiene mucho que ver con el estado de ánimo de ella yo veo progresos en P y en nosotros y veo que siguen los progresos si pienso en dos años atrás me doy cuenta en lo que hemos progresado entonces es lógico que cuando su estado de ánimo le juega una mala pasada sienta lo que siente y ya se le va a pasar y va a mirar más positivamente, eso es todo.
Intervención: a E puede enumerar alguno de esos progresos
E y hace dos años atrás P era prácticamente violento a diario, hoy no lo es, tiene algún episodio esporádico, nosotros entendemos más la situación antes no la entendíamos, y me parece que son progresos muy importantes, verlo a él más tranquilo yo lo tomo como un gran progreso y bueno qué es lo que a ella la pone ansiosa lo tiene que decir ella. Yo supongo que lo que le juega una mala pasada es no poder ver en P el hijo soñado, el hijo perfecto, y eso le juega una mala pasada, hay que aceptarlo como es y ayudarlo y ayudarnos y no estar pensando en un ideal que si uno sigue soñando con ese ideal que no es se hace daño.
En otra multi:
E: Yo más que comentar lo de otros comentaría brevemente lo que me pasó a mí cuando estaba en esa situación, yo sentía que todo el problema era P y que tratábamos de ayudarlo pero que el problema era sólo él, después de dar muchas vueltas y pasar por varios profesionales llegamos acá (mfm del Méndez), al principio me resistí mucho en ingresar, después ingresé y fui entendiendo cómo era la temática y que el problema no era P el problema éramos la familia, él era el que estaba llamando la atención de la familia y de alguna manera pidiendo ayuda pero el problema éramos todos y aquí empezamos a trabajar en conjunto después logramos tomar la decisión de reforzar con una terapia particular y bueno no fue todo rápido, fueron años pero fuimos trabajando todos en familia y dejar de pensar que el problema era uno y darnos cuenta que el problema éramos todos y que debíamos trabajar todos y solucionarlo entre todos, hago bastante hincapié en esto porque escuché que presentaban la cosa como que el problema era determinado, un individuo de la familia y desde mi punto de vista no es un individuo de la familia sino que es toda la familia y ése es el emergente, es el que está diciendo acá pasa algo, tenemos que solucionarlo, y bueno nos dimos cuenta y logramos solucionar mucho y seguimos trabajando.
P: bueno yo soy P yo bueno yo estoy contento porque mi viejo está mejor porque estaba mal, se hizo una operación y salió bien, y bueno no sabía que habían visto mi problema como el problema de todos, pero bueno.
Intervención: a P cómo te sentís cuando escuchas a tu papá involucrándose así, diciendo que él…
P: (superponiéndose) me dio ayuda en serio, era su forma de ver las cosas, me llevó, cuando estaba muy mal me llevaba en auto a todos lados, a hacer todos los trámites para ver si me daban más ayuda, ahora yo tomo pastillas pero no me mejoran en toda la situación y pienso que es truchada pero bueno, qué sé yo y mi mamá no vino porque tiene que ir a una reunión.
P: bueno yo quería decir que estoy haciendo de todo para ver si puedo mejorar un poco y sentirme bien así que voy todas las veces que me dice el médico que lo vaya a ver lo voy a ver, y tomo las pastillas que me dió, e intento hacer actividades y uno va y a veces en la semana digo cuando llega el miércoles para ir a la Multi, (aplausos) está bueno, venimos acá, escuchamos a la gente que está bien, y a la gente que está mal y después vamos y comemos algo a la salida, muchas veces se juntan acá entre algunos y se van a comer a la pizzería y está muy bueno, yo me junto con mis viejos a comer.
Consideraciones
Así como el ‘lenguaje’ es la facultad potencial para comunicarse, la ‘virtualidad sana’ es la facultad potencial para desarrollar los recursos personales (los recursos yoicos).
Vivencia: es el registro emocional de la experiencia y es también la interpretación afectiva de esa experiencia. Por lo tanto el poder de la vivencia nos lleva a construir nuestra propia realidad.
Si bien siempre consideré que la trama familiar tiene un rol importante en acompañar, facilitar u obstaculizar el proceso terapéutico de cualquiera de sus miembros y que las posiciones o roles asignados y asumidos en una trama son parte de mi manera de pensar los procesos terapéuticos, fue a partir de involucrarme en lo que propone Jorge García Badaracco con el Psicoanálisis Multifamiliar lo que me permitió acceder a “otra dimensión”. Con esto quiero significar que además de contar con el saber ya aprendido tuve que realizar un giro en mi manera de pensar para poder incorporar una nueva “escucha” y una nueva “mirada” a mí “atención flotante”. Es decir que al registro de los retoños de lo Icc y sus variadas interpretaciones, le tuve que sumar el de las “presencias de los otros” y el de las “inter dependencias recíprocas” con “esos otros”.
No me es simple transmitir esto que digo ya que lo que intento es aludir a ese ir descubriendo cómo es funcionar en “mente ampliada”, y en ese “codo a codo” con el “otro y los otros” en que somos más que los que somos al conformar juntos nuevas, comunes, y compartidas interdependencias recíprocas.
Es en ese laboratorio social y en esa aula mental y afectiva en donde nos encontramos al mismo tiempo investigando, descubriendo y aprendiendo como nos propone Jorge García Badaracco en “de sorpresa en sorpresa” y en donde cada “aleluya” debe ser rescatado del reduccionismo e integrarse con la noción de formar parte de un universo más amplio e hipercomplejo.
Desde el nacimiento y durante todo el tiempo que dura la primera gran etapa de nuestro desarrollo convivimos con “otros” con los que construimos nuestra “trama familiar”. Son minutos, horas, días, semanas, meses y años, en permanente “feed back” con las personas de ese entorno inicial. Por otra parte cada experiencia vital va siempre acompañada de una “vivencia personal” que es distinta a la que vivencian los “otros” de esa misma situación. Si pensamos que la “Vivencia” es el registro emocional de la experiencia y que a su vez determina la interpretación afectiva de la misma, entonces, cada miembro que participa en la construcción de la interdependencia recíproca la registra y la interpreta con sus propias vivencias.
La introyección e internalización de lo antedicho constituye la trama interna, formada por las presencias y sus correspondientes interdependencias recíprocas, las identificaciones y los personajes defensivos con el que se construye el álbum identitario. O sea la “memoria fotográfica” y la “memoria vivencial” que amnesia infantil mediante luego observamos como la tendencia a la repetición.
Los relatos de recuerdos e imágenes familiares forman parte del desarrollo cognoscitivo de la trama y su memoria histórica, como las fotos sin recuerdos vivenciales, mientras que los registros emocionales y las interpretaciones afectivas forman parte de la memoria vivencial. (Fotografía histórica y memoria vivencial: una experiencia didáctica. Emilio Luis Lara López. Revista de Antropología Experimental, número 2, 2002).
“Historiar la vivencia: Recordar implica haber recuperado una autonomía que permite dar significado a una vivencia, no haber hecho consciente lo inconsciente como conocimiento. Hablamos de recuperar la autonomía o de adquirirla, por primera vez, que permitirá dar un significado a la vivencia, un significado propio, y conectarla con un recuerdo, a poder poner esa vivencia en palabras. Lo vivencial es lo emocional con historia. (Jorge García Badaracco, aportes al grupo de estudio e investigación sobre su obra, Buenos Aires, mayo 2004).
El proceso de historizar consiste en transportar las vivencias presentes y que se muestran vigentes a traves de los ‘personajes’, de los ‘acting out’, de los ‘delirios y alucinaciones’, de las ‘creencias’ y sobre todo en el ‘querer tener razón’ que vemos en el aquí y ahora a los orígenes del allá y entonces y viceversa.
Cuando hablo de mi convicción en el “Creer para ver” aludo a que si se dan determinadas condiciones, los ‘procesos terapéuticos’ evolucionarán hacia una re significación, un re posicionamiento y un re desarrollo personal y colectivo.
“Según Freud, las transformaciones relativas a la elaboración y resolución del Complejo de Edipo son sumamente complicadas, se realizan en un período esencialmente formativo del desarrollo del ser humano, e implican cambios cualitativos y estructurales del aparato psíquico.
El cambio estructural inherente a la disolución del Complejo de Edipo comprende, entre otros aspectos: represión del proceso primario y desarrollo del proceso secundario, pasaje de un funcionamiento en términos de ecuación simbólica al desarrollo de una capacidad de simbolización verdadera, cambio de relaciones narcisísticas y simbióticas de objeto con indiferenciación entre el Yo y el no Yo, hacia formas de relaciones objetales en donde se produce una mayor individuación y donde comienza el desarrollo de una identidad propia.” (El ‘Complejo de Edipo’ a la luz de la experiencia clínica con pacientes psicóticos [1979d] por los Dres. Jorge E. García Badaracco y E. Zemborain. Pag. 2).
(http://www.apuruguay.org/apurevista/1970/1688724719795907.pdf. Pag. 5)
Reflexiones
Este proceso terapéutico comenzó con una trama disgregada y en un dilema, ya que habían realizado diversos abordajes terapéuticos y P continuaba cada vez peor, hablaba en voz alta y gritaba ‘incoherencias’ en forma permanente, rompía y desarmaba cosas para encontrar el origen de las voces, etc, una situación ‘sin salida’. Fue una nueva oportunidad que se dieron y que nos dimos, ya que apostamos al “creer para ver” la virtualidad sana de todos y la posibilidad de transformar este impasse en la búsqueda de otra salida. La constante colaboración y confianza en la propuesta por parte de estos padres y mi convicción en los tiempos que requiere el proceso de “creer para ver” fueron decisivos.-
[1] http://www.babelpsi.com/el-surgimiento-de-la-esperanza-en-los-grupos-de-psicoanalisis-multifamiliar/