Abstract
Polisemia del concepto: Dilthey hace referencia a la vivencia como Experiencia Presente. Vivencia como Conocimiento. Parte de la vida emocional. GB en 2006 le asigna el valor de una reminiscencia que lleva a escenas de fuerte contenido emocional.
Definición operativa: Indicador del tipo de emoción que el sujeto siente en un momento dado (Dilthey: vivencia como lo actual, presente ). Crea el clima emocional grupal.
Estructurante del aparato psíquico. Planteo de la problemática de los cambios de ese aparato, transformando vivencias patologizantes en vivencias “sanadoras”. “Insight”:es el comienzo de la elaboración de vivencias inconscientes que se develan. Como continuar ese proceso de re descubrimiento y revivicensia? El GMF a través de la Escucha, Respeto y Afecto, crea el clima emocional que ofrece a los sujetos la posibilidad de expresar vivencias para su elaboración a través de los intercambios genuinos con el resto del grupo, que proveen las “experiencias transformadoras”, sigue a Alexander: “experiencias correctoras”. Transformadoras; trabajo de cambio que supone el desarrollo del yo a través de las nuevas experiencias emocionales y por lo tanto “vivencias transformadoras”. La transformación diferenciará el crecimiento y maduración psicoemocional de la mera repetición vivencial.
Vinculo entre Vivencia, Condiciones de Cambio y Proceso Terapéutico.
El Concepto de Vivencia y una Definición Operativa:
Como habíamos señalado anteriormente, la polisemia del concepto de vivencia nos obliga a referirnos, al menos con una definición operativa, a que cosa entendemos por el término “vivencia” a fin de reconocer el objeto común de nuestro discurso.
Comencemos recordando algunas dimensiones del concepto Vivencia. Utilizado inicialmente por Dilthey, la vivencia aparece conectada con la experiencia, experiencia presente que el autor desarrollará para fundamentar la diferencia que él encuentra entre lo que llamamos hoy Ciencias Duras, derivadas del pensamiento positivista y las llamadas “ Ciencias del Espíritu”.
Por otra parte el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la Vivencia con dos acepciones:
1) Experiencia que se tiene de algo. “Al volver del viaje, nos contó sus vivencias.”
2) Hecho de vivir o experimentar algo. ”La vivencia de ser madre ha marcado su desarrollo personal”.(El subrayado es móo).
Señalemos que el término experiencia, experimentar, aparece en ambas acepciones resaltando el valor del “experimento”. Las experiencias que ocurren en nuestras vidas quedan registradas en nuestras mentes con distintos significados y cargas, teniendo entonces distintas influencias en la organización de nuestra psiquis.
Las vivencias registradas como traumáticas, y lo que es más grave, la imposibilidad de elaborarlas en los vínculos disfuncionales, son las responsables de las consiguientes respuestas adaptativas fallidas del niño, como el “falso self” , delirios, alucinaciones, fragilidad yoica (imposibilidad de crecer y madura) responsable esta de las adicciones, impulsos violentos, estados confusionales, etc. que serán la base de las llamadas posteriormente “enfermedades mentales graves”. Esta es la esencia de lo que García Badaracco llama “tramas enloquecedoras”.
El aporte sistémico ha demostrado como la familia no solo originó el síntoma,(versión psicoanalítica), sino que continúa su accionar “enloquecedor” manteniendo las condiciones traumáticas que favorecieron su origen y al mismo tiempo, no permitiendo su elaboración. Esta es parte de la mirada hacia lo sistémico que consideramos útil desde el Psicoanálisis Integrativo.
Otras definiciones señalan el contenido de la vivencia como de conocer y aprender, encontrando vivencia como sinónimo de conocimiento, que hace parte de la vida emocional.
En un artículo de 2006, García Badaracco describe la vivencia como una reminiscencia que puede con su elaboración llevar a escenas de fuerte contenido emocional.
Coincide aquí con Freud en sus estudios sobre la histeria en las que este ve a estas pacientes sufriendo de reminiscencias, que, hechas consientes como recuerdos en el trabajo analítico, producirán el cese del síntoma. Aquí se incluye la idea de reconocer el recuerdo de la escena reprimida , justamente por su fuerte carga emocional.
Esta descripción coincide con la del “Insight”, meta terapéutica del Psicoanálisis, como la búsqueda de la verdad reprimida por su fuerte contenido traumático. Etchegoyen (1983). No insistiré aquí entre las semejanzas y diferencias en el tratamiento de las vivencias e Insight entre las posiciones clásicas y las de Garcia Badaracco. Solo diré que desde la posibilidad de la Integración ambas posturas encuentran su lugar, lugar que hará más fructífera nuestra tarea.
Otras definiciones del concepto de vivencia aluden a su carácter estructurante del aparato psíquico.
El Diccionario Español Larousse Define la Vivencia como:
1 f.Experiencia o hecho vivido por una persona que contribuye a formar su carácter y personalidad.(El subrayado es mío)
Si aceptamos que la vivencia es un factor fundamental en la estructuración del aparato psíquico debemos preguntarnos por la problemática de los cambios posibles de ese aparato donde nuestra tarea será la transformación de las vivencias patologízantes en vivencias “sanadoras”.
Aquí se abre el camino hacia el papel de la vivencia en relación al Proceso Terapéutico y a las experiencias “transformadoras”.
Utilizaré entonces, desde mi mirada, una Definición Operativa del concepto de Vivencia: Es un indicador del tipo de emoción que el sujeto experimenta en un momento dado (Dilthey: vivencia como lo actual, presente ). Esta definición se aplica a lo que por vivencia registramos en el sujeto individual. Ocurre intrapsíquicamente.
Como multifamiliaristas sabemos que estas vivencias intarpsiquicas influirán en la construcción de un clima emocional grupal que será el que dará cuenta de los cambios posibles.
Buscando una definición operativa que integre la idea del “Insight”del Psicoanalisis clásico con la mirada del Psicoanalisis Integrativo, diremos que: el “Insight” es una mirada interior que da comienzo a la elaboración de vivencias cuyo contenido inconsciente se devela”. Desde esta concepción el Insight deja de ser la meta del proceso analítico para pasar a ser su punto de inicio. Es a partir de esa mirada interior que da comienzo a la elaboración que se inicia el proceso terapéutico en sí mismo.
Aquí es pertinente preguntarnos desde la Terapia Multifamiliar Integrativa por nuestros recursos para continuar, profundizar y orientar hacia las metas terapéuticas de cada sujeto esa tarea de redescubrimiento y reviviscensia.
El primer paso para hacer posible la expresión profunda de las vivencias más intensas debería ser crear un clima emocional tal que ofrezca a los sujetos la seguridad de expresar vivencias de distinto orden y naturaleza, para su elaboración a través de los intercambios genuinos con el resto del grupo.
Cuales son los elementos que contribuyen a crear ese clima emocional?
En mi experiencia, el coordinador debe procurar crear ese clima de seguridad y continencia a través de una Escucha, que haga sentir Afecto y Respeto a los integrantes del grupo. Estas actitudes no se comunicarán verbalmente sino que serán partes de las nuevas “vivencias transformadoras”que las intervenciones del coordinador favorecerán.
He postulado que la posición privilegiada que ofrece el GMF a través de la actitud de Escucha, Respeto y Afecto, contribuye a la aparición de lo lo que llamo “experiencias transformadoras”, siguiendo el concepto original de Alexander de “experiencias correctoras”. Las he llamado transformadoras, porque esta palabra nos acerca más al trabajo de cambio psíquico que supone el desarrollo del yo a través de las nuevas experiencias emocionales y por lo tanto de “vivencias transformadoras”.Este proceso de transformación diferenciará el crecimiento y maduración psicoemocional de la mera repetición vivencial. Esta puede llegar a constituirse sólo como catarsis, proceso indispensable pero no suficiente para instalar el cambio psíquico.
Vivencia, Proceso Terapéutico y Cambio Psíquico:
Acordamos con la expresión de María Elisa Mitre, cuando en el título de su trabajo “Sin emociones no hay cambio psíquico” señala el papel de la emocionalidad para la promoción del desarrollo del Yo, que se da a través de sucesivos cambios psíquicos.
Freud ya había señalado que los cambios sólo son posibles a lo que él llamaba “la alta temperatura de la transferencia”. Es interesante agregar que también en la Terapia Gestaltica y en el Psicodrama, el eje terapéutico se centra en la expresión de emociones y vivencias que son elaboradas distintamente. En el Psicoanálisis Integrativo estas técnicas tienen lugar integradas al enfoque psicoanalítico. La descripción de la Integración entre distintas Técnicas y Teorías es explicada en otros trabajos.
Nuestra tarea gira acerca del trabajo con Emociones y Vivencias en el seno del grupo Multifamiliar con el propósito de lograr procesos terapéuticos para cada sujeto.
Unos de los elementos más importantes en esta tarea es la función del “Modeling” que menciono al describir las funciones elementales que se dan en cualquier grupo multifamiliar independientemente de la teoría del coordinador.
Esta función de Modeling, basada en los principios de la identificación proyectiva e introyectiva, da cuenta de aquellos rasgos y conductas que resuenan en los sujetos en un grupo multifamiliar y que generan conductas basadas en las resonancias generadas en el contacto con los otros. A veces una familia por ejemplo describe una conducta que ha sido funcional a un cambio en la relación entre los miembros de la familia.
Otras familias y sujetos tienden a identificarse con lo visto y oído pero lo hacen de un modo que implica una elaboración adaptativa para el sujeto de aquello percibido. No es una copia mecánica ni idéntica sino el resultado del procesamiento interno de aquellas vivencias y conductas que resuenan en cada uno.
Estas resonancias son parte del proceso de transformaciones que el sujeto va vivenciando a lo largo de su proceso terapéutico en relación vincular con los sujetos propios de sus interdependencias más significativas.
Si se me permite una metáfora podríamos pensar el Aparato Psíquico como conformado por un plástico resistente, al modo de aquellos plásticos que pueden ser más duros que el acero. Sabemos desde la química industrial que esos plásticos sólo son plausibles de cambio cuando se licúan a altas temperaturas.
Siguiendo con la metáfora diremos que nuestras conductas, pensamientos, actitudes, emociones, sólo podrían “licuarse” y, por lo tanto estar en posiciones de cambiar, a altas temperaturas emocionales.
Para que esos plásticos licuados en caliente puedan nuevamente ser útiles deben ser vertidos en moldes. Esos moldes serían metafóricamente los nuevos modelos identificatorios en los que nuestro psiquísmo tendería a conformar estructuras diferentes.
En modo humorístico Strachey había apuntado que “El Súper Yo es la única instancia psíquica soluble en alcohol”.
Volviendo a nuestra metáfora utilizaremos la Teoría de la identificación, desidentificación y reidentificación para visualizar los posibles cambios psíquicos a partir de las movilizaciones emocionales como un proceso en el cual las sucesivas reidentificaciones se darán a partir de modelos identificatorios distintos a los que estructuraron la patología.
La teoría de la identificación y reidentificación plantea la importancia de las identificaciones secundarias como posibles “moldes”para nuevas estructuras de pensamiento, sentimiento y conducta. Esta importancia que asumen las identificaciones secundarias significa plantear la relatividad de las identificaciones primarias y su fuerza en relación a las nuevas experiencias (vivencias) transformadoras.
Sin profundizar ahora en estas reflexiones si podemos añadir que el grupo multifamiliar es un escenario privilegiado para favorecer nuevas reidentificaciones con potencial sanador. A esto me refería más arriba cuando hablaba del concepto de Modeling como parte del funcionamiento multifamiliar.
Por último me referiré a una estéril y peligrosa confrontación que sucede en las discusiones teóricas entre el sentir, vivenciar y pensar. La sabia naturaleza nos ha dotado de un cerebro único, con dos hemisferios especializados en percepción, acción motora y pensamiento, que funcionan en íntima armonía. Integrados. Cuando esta integración falla, estamos en la patología.
Creo que muchas veces se confunde pensar con el mecanismo de defensa que es la racionalización, que es una manera de eludir a través de mecanismos mentales parecidos al pensamiento, el impacto emocional de algunos eventos que significan mucho para el sujeto. Pero pensar no es racionalizar.
Reflexionar sobre la vivencia, su origen, el modo de cambiar aquellas que nos enfermaron, es un tipo de pensamiento que no se compadece con la racionalización.
La verdadera función pensante crea, discrimina, organiza, adapta y hace al sujeto la vida más placentera porqué le permite usar de la manera más eficaz sus capacidades yoicas. Cuando un niño crece y madura adecuadamente siente y también piensa cada vez mejor.
Si pensamos con García Badaracco y Winicott el proceso terapéutico como un re crecimiento, el sujeto en terapia desarrollará la capacidad de sentir y aceptar sus sentimientos, armónicamente con sus reflexiones sobre sus sentires.
La Clínica
Vaya como pequeña viñeta clínica el relato de un intercambio de una fuerza emocional sumamente intensa, que ocurrió hace muy poco tiempo en un grupo de niños que decidieron por su cuenta asistir a las sesiones multifamiliares en un grupo que se desarrolla en una de las poblaciones vulnerables a la que asistimos.
Lo primero sorprendente de este grupo de ocho niños, cuyas edades oscilan entre los 5 y los 13 años, es que vienen varios de ellos sin sus familias y a veces contra la voluntad de estas.
En esta sesión en particular, luego de un breve intercambio de bromas e ironías entre ellos, el tema se fue centrando en la ausencia de los padres en sus familias, varios de ellos presos, y la particular relación de estos niños con esospadres presos.
En esas relaciones la figura de la madre aparecía como una mediadora de mucho peso.
Poco a poco el clima se fue haciendo más intenso y la atención recayó sobre una niña que se expresa de un modo delirante y en cuyos delirios el relato es siempre acerca de una niña lastimada, raptada, etc.
Los coordinadores de actividades en la villa nos habían hecho saber que esta niña tenía fama de enferma mental.
Lo más grave de esta situación en la que los chicos de la villa tomaban sus delirios como “mentiras”. Tachándola de mentirosa, estos niños la excluían de sus juegos, de sus reuniones y finalmente, de su amistad.
Cuando el coordinador interviene señalando el sufrimiento de esta niña, el grupo se defiende como no creyendo en su dolor.Aquí la niña rompe en llanto y entre lágrimas les pregunta si no saben cuánto le duele que no la dejen jugar con ellos, que la traten de mentirosa, y que la echen de sus reuniones. Finaliza diciendo si no se dan cuenta de su dolor cuando le hablan de su madre que hace fellatio a los colectiveros por dinero.
A esta irrupción de sufrimiento, una de las niñas, que a la vez es su mejor amiga, pero con la que está peleada en ese momento, le responde llorando a su vez ,si no se da cuenta cuanto le duele que le digan que su hermana fue violada.
La sesión continúa buscando de hacer tolerable las vivencias de este dolor insoportable, y al mismo tiempo buscando comprender en cada uno el dolor propio y el del otro.
Comienza así una etapa reparatoria de la sesión en la que una de las mamás presentes se acerca a la niña “delirante”,y la abraza llorando diciéndole que la comprende porque también ella de niña fue excluida y maltratada por las otras niñas.
Una de las coordinadoras pregunta si alguien tiene ganas de abrazar a alguien, y La niña “supuesta psicótica”se acerca a su “amiga-enemiga”y la abraza con mucha ternura.
Esta segunda niña permanece rígida y dura como no sintiendo el calor del abrazo de la primera. El coordinador intervienen preguntándole si no acepta el perdón que la niña le ofrecía con su abrazo. (El tema del perdón mutuo también había circulado previamente).
La niña, sin perder su rigidez, responde mirando hacia el frente; “por más que te pidan perdón el dolor sigue igual”. A esto, la “vieja” del grupo (13 años) y hermana de la primera niña le dice a esta segunda niña, “pero cuando te piden perdón, es mejor, aunque no se te pase el dolor, que no te lo pidan”.
Reflexiones finales:
Sabemos por experiencia cuán difícil es traducir en palabras las emociones presentes en una sesión. Cuando en esta oportunidad se abrió la etapa de reparación y perdón mutuo con las consiguientes expresiones de ternura, la emoción embargo a pacientes y terapeutas por igual.Un llanto mezcla de alivio y descarga surcó el rostro de muchas de las personas presentes. La sesión terminó con un clima de armonía y alegría que contrastaba fuertemente con la dinámica predominante.
Nos dimos cuenta que la prueba de la eficacia de estos encuentros nos la daba el dato de que estos niños continúan viniendo sin presión ninguna.
En la Reunión de Elaboración subsiguiente a la sesión pensamos que de seguir trabajando de este modo, estos niños no serían adictos, ni pandilleros ni delincuentes, porque estaban pudiendo hablar, ser escuchados, y acompañados de un modo tal que los adultos o adolescentes que padecían de esos trastornos jamás habían podido experimentar.
Cuando trabajamos en estos contextos con las personas que sufren adicciones, tendencias violentas, alcoholismo y/o,ejercen la delincuencia, nos encontramos conque en el fondo de su mente, de modo inconsciente, subyacen estas escenas y estos dolores.
Eduardo Mandelbaum
Beccar,Octubre 2018